Para muchos lectores este asunto carece de importancia fundamental, ya que la Obra se sostiene por su contenido interno, y no tanto por las circunstancias asociadas a su aparición.
Sin embargo, es bueno explicar con claridad este asunto por algunas razones, una de las cuales tiene que ver con la gran tergiversación que circula por Internet en torno a los orígenes de los Manuscritos de Urantia.
Nos remontamos a principios del siglo XX. En Chicago, un psiquiatra llamado William S. Sadler había experimentado cierto alejamiento de la religión organizada. Su enfriamiento en cuestiones espirituales fue volcado en su profesión médica y en el análisis científico de los asuntos. Sadler era ciertamente un hombre de incomparable talla académica y profesional. En la revista Who’s Who de 1942 aparecen unos datos biográficos y profesionales, que nos dan una idea de sus logros y versatilidad. El doctor era una persona de prestigio a escala nacional que había aparecido en la revista Reader’s Digest. Tenía una formación excepcionalmente amplia en la psicología. Sus libros reflejaban una profunda experiencia clínica y un conocimiento científico de la mente humana. En 1910 viajó a Europa para estudiar psiquiatría con Sigmund Freud en Viena.
Entre las muchas obras académicas en 1936 publicó Teoría y práctica de la Psiquiatría, un trabajo de 1.200 páginas en que intentó dar un esbozo detallado de la psiquiatría. Recibió un obituario completo en la columna del Chicago Tribune, que discurrió sobre su éxito como médico y su previsión en 1917 sobre los futuros trasplantes de órganos.
Su esposa, la doctora Lena, era igualmente una mujer de gran talla académica y humana. Ella tuvo importantes cargos en el Hospital Infantil Memorial, fue compañera del Colegio Americano de Cirujanos, Asociación Médica Estadounidense, Médico de la Mujer de la Asociación Internacional, Director Asociado del Instituto de Investigación y Diagnóstico de Chicago; cooperó en la fundación de la Asociación de Mujeres Médicas de América, (Secretaria 1925-1926 y Presidente 1934), estuvo en el Club de Mujeres en Illinois Federation, fue presidente en el Departamento de Salud Pública y Bienestar Infantil en el año 1926, secretaria en 1924-1925 y después presidente del Consejo de la Mujer Médico de Chicago, estuvo en la Sociedad Médica del Estado de Illinois, entre otros cargos y logros.
El matrimonio de los Sadler tenían tal talla académica y profesional por su propio trabajo, y jamás dependieron de los Escritos de Urantia o los usaron para fama o reconocimiento. Es más, durante muchas décadas, guardaron mucha discreción sobre éstos mismos.
Sadler, aparte de su práctica psiquiátrica habitual, había comenzado
como un investigador profesional, objetivo y escéptico en torno a algunos asuntos que hoy se llamarían "asuntos sobrenaturales". Incluso Sadler había
realizado trabajos desenmascarando fraudes de espiritistas y también varios
engaños relacionados con los fenómenos paranormales.
En torno a estas personas, un verano, entre 1906 y
1911, dos parejas protagonizaron un importante encuentro. Sabemos que una de
ellas eran los doctores William S. Sadler y Lena C. Sadler, su esposa, pero no
sabemos la identidad de la otra pareja. Lo que sucedió iba a alterar por
completo las vidas de estas cuatro personas, y tendría consecuencias que
todavía, después de casi un siglo, no se comprenden del todo. Consecuencias que
quizás duren varios siglos.
En primer
lugar tenemos William S. Sadler, con 33 años, a su esposa Lena y un recién
nacido Bill Sadler, viviendo en los alrededores del viejo Chicago, de manera
temporal, en un piso amueblado y esperando a que su nueva residencia estuviera
lista para mudarse. Los documentos que tenemos nos dicen que una noche, al
final del verano, alguien llamó a la puerta de los Sadler. Se trataba de una
señora que vivía en el piso de abajo y que sabía que ellos eran médicos. La
señora preguntó: “¿Pueden venir abajo conmigo? Algo le ha ocurrido a mi marido.
Se ha quedado dormido y respira de manera muy extraña. No puedo despertarlo”.
Los Sadler se pusieron sus batas y sus zapatillas y siguieron a la angustiada
mujer hasta su piso. En el dormitorio encontraron a un hombre de mediana edad
tendido en la cama. Parecía dormido. Sadler rápidamente le tomó el pulso y se
sorprendió al encontrarlo normal; sin embargo, el sueño de la persona parecía
bastante profundo. El doctor intentó varias veces despertarlo sin conseguirlo,
por lo que tuvieron que optar por desistir y esperar.
Con el
tiempo, estas circunstancias dieron origen a algunos “contactos” con algunas
entidades que afirmaban ser “estudiantes visitantes” de otros planetas.
Al pasar el
tiempo, se formó la "comisión de contacto" y "el foro". Un grupo mayor de
profesionales se interesó en examinar al sujeto y varias personas empezaron a
interesarse en el asunto. Se estableció la regla de que ninguna comunicación se
entregaría con un solo testigo en solitario. Siempre habría más de dos testigos
y un estenógrafo para tomar notas.
Años más tarde el Doctor Sadler comentó:
"Hace
muchos años estuve al corriente de un fenómeno de este tipo de carácter muy
extraordinario, que tuve el privilegio de observar de forma periódica desde ese
momento, y del que espero algún día dar una información más completa por lo
singular del caso. Pero me adelanto a decir que en ninguna de mis observaciones
de esta persona ni de las peculiares experiencias relacionadas realizadas
durante la noche hubo nada que indicara que se tratara de espiritismo. De
hecho, en los contactos de esta persona con las supuestas fuerzas dominantes en
esos momentos, sean cuales fuesen, éstas se mostraban de una manera radical
contrarias y en desacuerdo con aquellas creencias basadas en la idea de que los
seres fallecidos volvían para participar en los asuntos del mundo de los vivos”.
- William Sadler.
Como vemos, Sadler dejó en claro que esto no era espiritismo (e incluso el mismo material del Libro es contrario a esas prácticas). También el Doctor comentó:
"Hay
un caso peculiar de fenómeno psíquico que me encuentro incapaz de clasificar y
que me gustaría mucho relatar de forma completa. Si bien, esto no es posible
debido a una promesa que no puedo violar. Dicho de otro modo, he prometido no
publicar nada sobre este caso durante la vida de esta persona. Por las
características tan interesantes que presenta, espero algún día pues informar
sobre éste de manera más extensa. Tuve el primer contacto con este caso el
verano de 1911, y ha estado bajo mi observación más o menos desde entonces.
Un estudio
completo de este caso me ha convencido de que no se trata de un estado de
trance. El sueño, aunque muy profundo, parece ser bastante natural, y hasta
ahora nunca hemos podido despertar al sujeto cuando se encontraba en este
estado; pero el cuerpo nunca está rígido, y el ritmo cardíaco no se ve alterado;
la respiración a veces se interrumpe de forma marcada. Este hombre está
totalmente inconsciente, completamente ajeno a lo que ocurre a su alrededor, y,
a menos que, con posterioridad, se le comente algo al respecto, nunca sabe de
las idas y venidas de supuestos seres personales extraplanetarios. De hecho, es
más o menos indiferente a todo lo que sucede, y demuestra una sorprendente
falta de interés en lo que de vez en cuando le sucede.
Estas
visitas no son de ninguna manera como las sesiones de espiritismo. Tampoco en
ningún momento, durante los dieciocho años de observación, se ha dado
comunicación con ningún ser que pretenda ser el espíritu de un ser humano
fallecido. Las comunicaciones que se han escrito, o que hemos tenido la
oportunidad de oír, tienen origen en un inmenso orden de supuestos seres que
afirman venir de otros planetas para visitar este mundo y hacer aquí una parada
para el estudio y la observación cuando van en la ruta de un universo a otro o
de un planeta a otro. Estas comunicaciones además provenían de supuestos seres
espirituales que afirmaban haber sido destinados a este planeta para realizar
diversos tipos de tareas” – W. Sadler.
Sadler
llega a admitir que no le ha sido posible encontrar la fuente psíquica, o
inconsciente, de la información que se desvelaba. Aquel caso le resultaba
desconcertante:
"Dieciocho
años de estudio y de meticulosa investigación no han podido dar cuenta del
origen psíquico de los mensajes. Me encuentro en este momento donde me
encontraba cuando empecé. El psicoanálisis, el hipnotismo, un detenido análisis
comparativo, se muestran incapaces de demostrar que los mensajes escritos y
orales de esta persona tienen origen en su propia mente. Mucho del material
obtenido a través del sujeto es muy contrario a sus propia forma de pensar, a
la manera en la que se ha educado y a su filosofía de vida. De hecho, de mucho
de lo que hemos obtenido no hemos encontrado nada que exista que tenga la misma
naturaleza. Su contenido filosófico es bastante nuevo, y no hemos podido
encontrar la expresión humana de mucho de éste" - W. Sadler.
La distancia científica con la que Sadler se refiere a este caso se mantuvo por mucho tiempo. Todavía en
1929, parecía seguir intentando encontrar una explicación verosímil al
fenómeno:
“A pesar de que me gustaría mucho informar de los detalles de este caso, no estoy en posición en este momento de hacerlo. Solo puedo decir que en todos estos años de observación toda la información que se nos ha comunicado de esta manera es coherente consigo misma. Aunque hay una considerable diferencia en la cualidad de las comunicaciones, esto parece tener su razón de ser en el grado de desarrollo del orden de los seres que realizan las comunicaciones. Su filosofía tiene coherencia. Es esencialmente cristiana y está, en general, totalmente en armonía con los hechos y verdades científicas conocidas en esta era. De hecho, el caso es tan poco común y tan extraordinario que de forma inmediata se coloca, de acuerdo con mi experiencia, en un clase aparte, una clase que se resiste a ser catalogado de origen auto-psíquico. Nuestras investigaciones continúan y, como he dado a entender, espero en un futuro próximo conseguir permiso y ofrecer una información más completa de los fenómenos vinculados con este interesante caso”. - William Sadler
Sobre la identidad del paciente o sujeto dormido, solo se sabe que era un corredor de la bolsa, un hombre "duro en los negocios" de Chicago (Sadler lo describió así en una ocasión), un tipo con ninguna afición e inclinación por temas espirituales o cosmológicos. Es más, durante el día no prestaba ningún interés al asunto que se estaba gestando en torno a él y que le ocurría en su estado normal de sueño. Además, despertaba lleno de energía y poseía una buena salud física y mentalmente era saludable.
Con respecto a la identidad de ésta persona se hizo una promesa para mantener el anonimato de él. Años después el Doctor comentó:
"La razón principal para no revelar la identidad de la "persona de contacto" se debía a que los reveladores celestiales no querían que ningún ser humano —ningún nombre humano— estuviese nunca vinculado a The Urantia Book. Querían que la revelación perdurara por sus propios pronunciamientos y enseñanzas. Estaban empeñados en que las futuras generaciones recibieran el libro completamente libre de conexión con mortal alguno. No querían ningún San Pedro, San Pablo, Lutero, Calvino o Wesley. El libro ni siquiera lleva el pie de imprenta de quien lo imprimió.
Por otro lado, hay mucho relacionado con la aparición de los escritos de Urantia que ningún ser humano puede llegar a comprender por completo. Ninguno de nosotros sabe realmente cómo se llevó a cabo dicho fenómeno. Hay muchos cabos sueltos sobre cómo esta revelación llegó a aparecer en inglés escrito. Si cualquiera de nosotros relatara al otro lo que en realidad sabe sobre el procedimiento empleado durante todos los años de revelación, nadie quedaría satisfecho porque hay muchos puntos que no estan claros. – William Sadler
Quienes hemos investigado este asunto tenemos claro que la "persona de contacto" solo sirvió para aglutinar (llamar la atención) al grupo de personas que recepcionarían los escritos posteriormente. De hecho, él comenzó a volverse innecesario en el momento en que los Documentos comenzaron a aparecer. Con el tiempo, él se desvinculó totalmente del asunto una vez que todos los documentos fueron recibidos.
“A pesar de que me gustaría mucho informar de los detalles de este caso, no estoy en posición en este momento de hacerlo. Solo puedo decir que en todos estos años de observación toda la información que se nos ha comunicado de esta manera es coherente consigo misma. Aunque hay una considerable diferencia en la cualidad de las comunicaciones, esto parece tener su razón de ser en el grado de desarrollo del orden de los seres que realizan las comunicaciones. Su filosofía tiene coherencia. Es esencialmente cristiana y está, en general, totalmente en armonía con los hechos y verdades científicas conocidas en esta era. De hecho, el caso es tan poco común y tan extraordinario que de forma inmediata se coloca, de acuerdo con mi experiencia, en un clase aparte, una clase que se resiste a ser catalogado de origen auto-psíquico. Nuestras investigaciones continúan y, como he dado a entender, espero en un futuro próximo conseguir permiso y ofrecer una información más completa de los fenómenos vinculados con este interesante caso”. - William Sadler
Sobre la identidad del paciente o sujeto dormido, solo se sabe que era un corredor de la bolsa, un hombre "duro en los negocios" de Chicago (Sadler lo describió así en una ocasión), un tipo con ninguna afición e inclinación por temas espirituales o cosmológicos. Es más, durante el día no prestaba ningún interés al asunto que se estaba gestando en torno a él y que le ocurría en su estado normal de sueño. Además, despertaba lleno de energía y poseía una buena salud física y mentalmente era saludable.
Con respecto a la identidad de ésta persona se hizo una promesa para mantener el anonimato de él. Años después el Doctor comentó:
"La razón principal para no revelar la identidad de la "persona de contacto" se debía a que los reveladores celestiales no querían que ningún ser humano —ningún nombre humano— estuviese nunca vinculado a The Urantia Book. Querían que la revelación perdurara por sus propios pronunciamientos y enseñanzas. Estaban empeñados en que las futuras generaciones recibieran el libro completamente libre de conexión con mortal alguno. No querían ningún San Pedro, San Pablo, Lutero, Calvino o Wesley. El libro ni siquiera lleva el pie de imprenta de quien lo imprimió.
Por otro lado, hay mucho relacionado con la aparición de los escritos de Urantia que ningún ser humano puede llegar a comprender por completo. Ninguno de nosotros sabe realmente cómo se llevó a cabo dicho fenómeno. Hay muchos cabos sueltos sobre cómo esta revelación llegó a aparecer en inglés escrito. Si cualquiera de nosotros relatara al otro lo que en realidad sabe sobre el procedimiento empleado durante todos los años de revelación, nadie quedaría satisfecho porque hay muchos puntos que no estan claros. – William Sadler
Quienes hemos investigado este asunto tenemos claro que la "persona de contacto" solo sirvió para aglutinar (llamar la atención) al grupo de personas que recepcionarían los escritos posteriormente. De hecho, él comenzó a volverse innecesario en el momento en que los Documentos comenzaron a aparecer. Con el tiempo, él se desvinculó totalmente del asunto una vez que todos los documentos fueron recibidos.
Pero
mientras aún existían los llamados “contactos preliminares” se formó la
Comisión de Contacto (entre las cuales estaba el doctor Sadler) y el Foro
(compuesto de más personas y profesionales) que examinaban estos contactos.
En
una de las sesiones nocturnas con el sujeto, Sadler y Lena se toparon con un Ser particularmente “electrizante” (llamada también “personalidad
energizante”), que afirmaba ser de un remoto planeta.
Este ser les suscitó un
gran interés por sus comentarios. Cuando estaba a punto de irse, Sadler le
desafió diciéndole: “¿Cómo puedes probar que eres quien dices ser?” Éste le
respondió: “No puedo probarlo, pero tú no puedes probar lo contrario.” El ser
entonces dejó atónitos a ambos doctores diciendo: “Sin embargo, acabo de
recibir permiso para contestarte a cuarenta y seis de las cincuenta y dos preguntas
que tienes en la mente.” Lena dijo sorprendida, “Pero, ¿por qué, Will? Tú no
tienes esas preguntas, ¿no es verdad?” Sadler se vio obligado a admitir: “Sí
las tengo, Lena, y su número exacto es cincuenta y dos.” Aquel increíble ser,
tal como había prometido, comenzó entonces a dar respuestas a aquellas cuarenta
y seis preguntas. Entonces hizo una advertencia:
“Si
supieran con quiénes están en contacto no me harían preguntas tan triviales,
sino preguntas cuyas respuestas fueran de un valor supremo para la raza humana”.
Estos
contactos esporádicos fueron algunas “pruebas” para que se preparara el
escenario para lo que vendría a continuación. Se podría asemejar a las pruebas
de audio y sonido que se realizan antes de la disertación de un discurso.
Porque precisamente
lo que vendría posteriormente sería una gran exposición: Los Documentos.
La comisión
de contacto entonces se propuso hacer preguntas más profundas sobre diferentes
temas importantes para el mundo. Los Documentos
son en cierta forma respuestas a algunos asuntos planteados por la comisión,
pero en muchos ámbitos las contestaciones excedieron a lo preguntado.
Pero, antes
de que tuvieran la oportunidad de entregar las preguntas, la comisión de
contacto que intentaba dar una explicación sobre el fenómeno recibió un día una
llamada de emergencia:
“¡Por
favor, vengan rápido!”, dijo la esposa del sujeto anónimo.
“¿Qué
sucede?”, preguntó Sadler. “¿Ha entrado en estado de sueño?”
“Está
dormido, pero eso no es todo”, contestó. “¡Por favor, vengan aquí pronto!”
Los Sadler
“se vistieron como bomberos voluntarios” y se apresuraron hasta la casa. Cuando
llegaron, estaban sin respiración pero embargados por una gran curiosidad. La
señora les condujo hasta un escritorio en el estudio. Cogió un voluminoso
manuscrito y se lo entregó a Sadler.
“¿De dónde
ha salido esto?”, preguntó el doctor.
“No lo sé”,
dijo la consternada señora. “Mientras dormía, mi marido hizo unos extraños
ruidos que me despertaron. Entonces, descubrí esto en su escritorio.”
“¿Se ha
levantado de la cama?”, preguntó Sadler.
“No que yo
sepa y no sé cómo se hubiera podido levantar de la cama sin que yo me diera
cuenta. Además, está todavía dormido. No sé cómo ha podido hacerlo.”
Los Sadler
comenzaron a examinar las casi 500 páginas del primer texto escrito a mano con
letra muy ajustada. ¡El manuscrito parecía dar respuesta a las 181 preguntas
que Sadler había recogido en el foro! Los Sadler, asombrados, fueron al
dormitorio. El sujeto estaba en un sueño normal en ese momento y se despertó
con facilidad.
“¿Sabe lo
que ha estado haciendo durante el sueño?”, preguntó Sadler.
“No he estado
haciendo nada”, contestó él.
“¡Pues
claro que sí! ¿No ha escrito esto?”, le preguntó Sadler.
“No, no he
escrito nada.”
Sadler
telefoneó a su despacho y le pidió a una miembro de la comisión que le trajera
inmediatamente un aparato que se usaba para comprobar la fatiga muscular. Pensó
que si aquella persona había escrito realmente el documento aquella noche, su
brazo mostraría muestras de agotamiento. Pero cuando llegó Christy y se le
realizó aquella prueba, pudo comprobar que no había muestra alguna de
agotamiento muscular. Con permiso del matrimonio, los Sadler se llevaron el manuscrito
para pasarlo a máquina.
Desde ese
entonces de manera periódica empezaron a “aparecer” varios manuscritos firmados
por una Comisión de Seres que afirmaban provenir de Orvonton, (el
Superuniverso). Después de las transcripciones para pasarlos a “máquina de
escribir” y copias, los manuscritos desaparecían misteriosamente. Desde
entonces, el sujeto dormido era cada vez más intrascendente, salvo que las
transcripciones al principio aparecían cerca de él.
Es
necesario indicar que los acontecimientos habían tomado un inesperado giro.
Sorprendentemente, lo sucedido difería por completo de las primeras sesiones
orales con el paciente, cuando Lena C. Sadler tomaba sus notas y otros miembros
de la comisión usaban taquigrafía para tomar apuntes.
Pero a
pesar de que lo ocurrido desafiaba de nuevo la objetividad científica de
Sadler, el doctor seguía decidido a encontrar una explicación verosímil a todo
aquello. No obstante, se encontraba totalmente confundido y no era un hombre
acostumbrado a sentirse de esa manera. Aquel caso NO tenía características de
escritura automática y su análisis resultaba ser más complejo de lo que
inicialmente había creído.
Además del
hecho de cómo se habían contestado a las preguntas del foro y el prodigioso
contenido del manuscrito, había otras cuestiones. Sadler calculaba que una
persona escribiendo ultra rápido hubiese tardado entre siete y ocho horas en
redactar aquel documento. Pero no se podía olvidar del contenido del material,
que era de tal profundidad y brillantez intelectual que Sadler tenía dudas que
alguien tuviese la capacidad para generarlo con tanta celeridad. Además, la
mentalidad y estilo de vida de aquel matrimonio estaba lejos de la profundidad
del contenido de la información.
Los
doctores también contemplaron la posibilidad de que alguien hubiese preparado
aquello durante varias semanas o meses y de que todo fuese un engaño. Como
científicos que eran, su siguiente paso fue llevar el manuscrito a expertos en
grafología para comprobar si lo había escrito aquel hombre. Si esto era así, no
había más remedio que concluir o que era producto de escritura automática
inconsciente o se trataba de un texto escrito de forma deliberada, a pesar de
lo que parecía ser el testimonio franco de aquel hombre y de su esposa.
Lo
interesante es que dichos manuscritos estaban escritos en un inglés elegante y
con ciertas expresiones casi en desuso. Aunque el Dr. Sadler se refiere a los
mensajes escritos de la persona de contacto en The Mind at Mischief, los grafólogos habían determinado que la
letra del texto no era la del sujeto humano ni la de nadie cercano a él.
Uno de los
miembros de la comisión y del foro (compuesto por varios científicos) llamado
Herman Schell mencionó que ellos incluso siguieron a esta persona a su trabajo
tratando de “cazarlo” escribiendo el texto.
Incluso Harold Sherman escribió que la persona estaba
dormida en la cama con su esposa al mismo tiempo que se le supone estaba
escribiendo. Entonces, no pueden
explicar cómo aparecieron los escritos. Y vale la pena recordar que los
conceptos en los manuscritos son tan elevados e inmensos hablando de temas
religiosos, filosóficos, científicos, astronómicos, cosmológicos, biológicos,
espirituales, describiendo las realidades de los mundos superiores junto a una
extensa y coherente biografía de Jesús, etc; que un verdadero super genio
tendría que haberlo hecho si fuese una obra humana. Es más, dichos conceptos
rompían todos los esquemas conocidos. Como dijeron los miembros del foro: 'Se
nos expusieron muchos conceptos, algunos extraños para nosotros."
El doctor Sadler en sus últimos años |
También los
manuscritos eran llevados a una caja fuerte, y después de ser pasados a máquina,
éstos al interior de la caja desaparecían. Sadler una vez colocó billetes
dentro de ellos para intentar atrapar al autor. Llegó un momento en que en una
de las comunicaciones se les aconsejó por parte de los Reveladores celestiales
que dejaran de hacer “tonterías”.
Entre
tanto, en esa época Sadler aún era escéptico sobre el asunto e intentaba
generar una explicación. De hecho, un día recomendó a los miembros de la
comisión y foro:
"Un
domingo, le hablé al grupo de la importancia de mantener un acercamiento
rígido, crítico y objetivo al material. Ante mi sorpresa, la respuesta que
obtuve fue como una declaración conjunta de aprobación.
En aquel
momento me di cuenta de que mi reputación profesional se podría poner en
entredicho. A menudo había declarado en público que no había ningún fenómeno “sobrenatural”
auténtico, y que no iba a permitir que ningún caso, por desconcertante que
fuera, me iba a hacer cambiar de idea. Creí que con el tiempo acabaría por
encontrar alguna explicación natural a aquel extraordinario caso.
Sin
embargo, a medida que los años pasaban, cada vez me sorprendía más la calidad y
la coherencia del material que se estaba recibiendo. Estaba seguro de que la
persona involucrada en la materialización no era el autor de los escritos que
se estaban recibiendo, ya que, simplemente, no estaba ni cualificado ni
capacitado para aquello. Con el tiempo, me convencí de que no había ni engaño
ni truco, sino que se trataba de alguna clase de fenómeno auténtico.
Finalmente a mediados de los treinta —unos veinte años tras haber encontrado este caso— estudié en profundidad un escrito en el que se evaluaban las personalidades de los apóstoles de Jesús, y fue en este momento cuando tiré la toalla. Soy Psiquiatra, y creo que conozco bien mi profesión; sin embargo aquello fue un golpe para mi orgullo. Creo que si hubiese reunido a media docena de los mejores psiquiatras dándoles años para prepararlo, jamás hubiesen podido redactar un texto que irradiara tanta claridad y verdad. Así que me dije a mí mismo: “no sé qué es esto, pero ciertamente sé que se trata del material de índole filosófica y religiosa de la mayor excelencia que haya leído jamás” - William Sadler.
Finalmente a mediados de los treinta —unos veinte años tras haber encontrado este caso— estudié en profundidad un escrito en el que se evaluaban las personalidades de los apóstoles de Jesús, y fue en este momento cuando tiré la toalla. Soy Psiquiatra, y creo que conozco bien mi profesión; sin embargo aquello fue un golpe para mi orgullo. Creo que si hubiese reunido a media docena de los mejores psiquiatras dándoles años para prepararlo, jamás hubiesen podido redactar un texto que irradiara tanta claridad y verdad. Así que me dije a mí mismo: “no sé qué es esto, pero ciertamente sé que se trata del material de índole filosófica y religiosa de la mayor excelencia que haya leído jamás” - William Sadler.
Finalmente los Documentos de Urantia fueron entregados completamente y se esperó que pasara el caos de la II Guerra Mundial y sus consecuencias inmediatas para su publicación. Con el tiempo se recibieron instrucciones para proteger el contendido del Libro de tergiversaciones humanas posteriores y degradación del mensaje. Para posponer lo más posible este siempre e inevitable proceso humano (incluso ocurrido con toda posible literatura "revelada") se hizo uso del relativamente naciente "derecho de autor" y se inscribió legalmente el Libro a través de una Fundación con sus respectivos fideicomisarios. La Fundación Urantia se creó para este fin. Pero esta entidad no es una religión ni menos una organización "espiritual". Es simplemente la custodia del texto y promotora de traducciones. No hay un credo "urantiano" y los lectores son libres de entenderlo o analizarlo como les plazca. Los miembros de la Fundación Urantia tienen sus propias vidas y no dependen financieramente de la misma. Además, la Fundación tiene una política de no hacer "publicidad invasiva o agresiva", "predicación" o "proselitismo" hacia la Obra.
El libro llega simplemente a quienes lo "buscan" conscientemente o inconscientemente.
El libro llega simplemente a quienes lo "buscan" conscientemente o inconscientemente.