lunes, 21 de enero de 2019

Como apareció el Libro de Urantia

Una de las primeras preguntas que surgen al saber del Libro es en torno al origen de los Documentos de Urantia. ¿Como apareció el Libro de Urantia? ¿Quién lo escribió e imprimió? En la entrada pasada hemos hablado sobre los autores, pero, ¿como se realizaron los escritos? ¿Cómo llegaron a manos humanas?

Para muchos lectores este asunto carece de importancia fundamental, ya que la Obra se sostiene por su contenido interno, y no tanto por las circunstancias asociadas a su aparición.

Sin embargo, es bueno explicar con claridad este asunto por algunas razones, una de las cuales tiene que ver con la gran tergiversación que circula por Internet en torno a los orígenes de los Manuscritos de Urantia.

Nos remontamos a principios del siglo XX. En Chicago, un psiquiatra llamado William S. Sadler había experimentado cierto alejamiento de la religión organizada. Su enfriamiento en cuestiones espirituales fue volcado en su profesión médica y en el análisis científico de los asuntos. Sadler era ciertamente un hombre de incomparable talla académica y profesional. En la revista Who’s Who de 1942 aparecen unos datos biográficos y profesionales, que nos dan una idea de sus logros y versatilidad. El doctor era una persona de prestigio a escala nacional que había aparecido en la revista Reader’s Digest. Tenía una formación excepcionalmente amplia en  la psicología. Sus libros reflejaban una profunda experiencia clínica y un conocimiento científico de la mente humana. En 1910 viajó a Europa para estudiar psiquiatría con Sigmund Freud en Viena.

Entre las muchas obras académicas en 1936 publicó Teoría y práctica de la Psiquiatría, un trabajo de 1.200 páginas en que intentó dar un esbozo detallado de la psiquiatría. Recibió un obituario completo en la columna del Chicago Tribune, que discurrió sobre su éxito como médico y su previsión en 1917 sobre los futuros trasplantes de órganos.


Su esposa, la doctora Lena, era igualmente una mujer de gran talla académica y humana. Ella tuvo importantes cargos en el Hospital Infantil Memorial, fue compañera del Colegio Americano de Cirujanos, Asociación Médica Estadounidense, Médico de la Mujer de la Asociación Internacional, Director Asociado del Instituto de Investigación y Diagnóstico de Chicago; cooperó en la fundación de la Asociación de Mujeres Médicas de América, (Secretaria 1925-1926 y Presidente 1934), estuvo en el Club de Mujeres en Illinois Federation, fue presidente en el Departamento de Salud Pública y Bienestar Infantil en el año 1926, secretaria en 1924-1925 y después presidente del Consejo de la Mujer Médico de Chicago, estuvo en la Sociedad Médica del Estado de Illinois, entre otros cargos y logros.

El matrimonio de los Sadler tenían tal talla académica y profesional por su propio trabajo,  y jamás dependieron de los Escritos de Urantia o los usaron para fama o reconocimiento. Es más, durante muchas décadas, guardaron mucha discreción sobre éstos mismos.

Sadler, aparte de su práctica psiquiátrica habitual,  había comenzado como un investigador profesional, objetivo y escéptico en torno a algunos asuntos que hoy se llamarían "asuntos sobrenaturales". Incluso Sadler había realizado trabajos desenmascarando fraudes de espiritistas y también varios engaños relacionados con los fenómenos paranormales.

En torno a estas personas, un verano, entre 1906 y 1911, dos parejas protagonizaron un importante encuentro. Sabemos que una de ellas eran los doctores William S. Sadler y Lena C. Sadler, su esposa, pero no sabemos la identidad de la otra pareja. Lo que sucedió iba a alterar por completo las vidas de estas cuatro personas, y tendría consecuencias que todavía, después de casi un siglo, no se comprenden del todo. Consecuencias que quizás duren varios siglos.


En primer lugar tenemos William S. Sadler, con 33 años, a su esposa Lena y un recién nacido Bill Sadler, viviendo en los alrededores del viejo Chicago, de manera temporal, en un piso amueblado y esperando a que su nueva residencia estuviera lista para mudarse. Los documentos que tenemos nos dicen que una noche, al final del verano, alguien llamó a la puerta de los Sadler. Se trataba de una señora que vivía en el piso de abajo y que sabía que ellos eran médicos. La señora preguntó: “¿Pueden venir abajo conmigo? Algo le ha ocurrido a mi marido. Se ha quedado dormido y respira de manera muy extraña. No puedo despertarlo”. Los Sadler se pusieron sus batas y sus zapatillas y siguieron a la angustiada mujer hasta su piso. En el dormitorio encontraron a un hombre de mediana edad tendido en la cama. Parecía dormido. Sadler rápidamente le tomó el pulso y se sorprendió al encontrarlo normal; sin embargo, el sueño de la persona parecía bastante profundo. El doctor intentó varias veces despertarlo sin conseguirlo, por lo que tuvieron que optar por desistir y esperar.

Con el tiempo, estas circunstancias dieron origen a algunos “contactos” con algunas entidades que afirmaban ser “estudiantes visitantes” de otros planetas.
Al pasar el tiempo, se formó la "comisión de contacto" y "el foro". Un grupo mayor de profesionales se interesó en examinar al sujeto y varias personas empezaron a interesarse en el asunto. Se estableció la regla de que ninguna comunicación se entregaría con un solo testigo en solitario. Siempre habría más de dos testigos y un estenógrafo para tomar notas.

Años más tarde el Doctor Sadler comentó:

"Hace muchos años estuve al corriente de un fenómeno de este tipo de carácter muy extraordinario, que tuve el privilegio de observar de forma periódica desde ese momento, y del que espero algún día dar una información más completa por lo singular del caso. Pero me adelanto a decir que en ninguna de mis observaciones de esta persona ni de las peculiares experiencias relacionadas realizadas durante la noche hubo nada que indicara que se tratara de espiritismo. De hecho, en los contactos de esta persona con las supuestas fuerzas dominantes en esos momentos, sean cuales fuesen, éstas se mostraban de una manera radical contrarias y en desacuerdo con aquellas creencias basadas en la idea de que los seres fallecidos volvían para participar en los asuntos del mundo de los vivos”. - William Sadler.

Como vemos, Sadler dejó en claro que esto no era espiritismo (e incluso el mismo material del Libro es contrario a esas prácticas). También el Doctor comentó:

"Hay un caso peculiar de fenómeno psíquico que me encuentro incapaz de clasificar y que me gustaría mucho relatar de forma completa. Si bien, esto no es posible debido a una promesa que no puedo violar. Dicho de otro modo, he prometido no publicar nada sobre este caso durante la vida de esta persona. Por las características tan interesantes que presenta, espero algún día pues informar sobre éste de manera más extensa. Tuve el primer contacto con este caso el verano de 1911, y ha estado bajo mi observación más o menos desde entonces.

Un estudio completo de este caso me ha convencido de que no se trata de un estado de trance. El sueño, aunque muy profundo, parece ser bastante natural, y hasta ahora nunca hemos podido despertar al sujeto cuando se encontraba en este estado; pero el cuerpo nunca está rígido, y el ritmo cardíaco no se ve alterado; la respiración a veces se interrumpe de forma marcada. Este hombre está totalmente inconsciente, completamente ajeno a lo que ocurre a su alrededor, y, a menos que, con posterioridad, se le comente algo al respecto, nunca sabe de las idas y venidas de supuestos seres personales extraplanetarios. De hecho, es más o menos indiferente a todo lo que sucede, y demuestra una sorprendente falta de interés en lo que de vez en cuando le sucede.

Estas visitas no son de ninguna manera como las sesiones de espiritismo. Tampoco en ningún momento, durante los dieciocho años de observación, se ha dado comunicación con ningún ser que pretenda ser el espíritu de un ser humano fallecido. Las comunicaciones que se han escrito, o que hemos tenido la oportunidad de oír, tienen origen en un inmenso orden de supuestos seres que afirman venir de otros planetas para visitar este mundo y hacer aquí una parada para el estudio y la observación cuando van en la ruta de un universo a otro o de un planeta a otro. Estas comunicaciones además provenían de supuestos seres espirituales que afirmaban haber sido destinados a este planeta para realizar diversos tipos de tareas” – W. Sadler.

Sadler llega a admitir que no le ha sido posible encontrar la fuente psíquica, o inconsciente, de la información que se desvelaba. Aquel caso le resultaba desconcertante:

"Dieciocho años de estudio y de meticulosa investigación no han podido dar cuenta del origen psíquico de los mensajes. Me encuentro en este momento donde me encontraba cuando empecé. El psicoanálisis, el hipnotismo, un detenido análisis comparativo, se muestran incapaces de demostrar que los mensajes escritos y orales de esta persona tienen origen en su propia mente. Mucho del material obtenido a través del sujeto es muy contrario a sus propia forma de pensar, a la manera en la que se ha educado y a su filosofía de vida. De hecho, de mucho de lo que hemos obtenido no hemos encontrado nada que exista que tenga la misma naturaleza. Su contenido filosófico es bastante nuevo, y no hemos podido encontrar la expresión humana de mucho de éste" - W. Sadler.

La distancia científica con la que Sadler se refiere a este caso se mantuvo por mucho tiempo. Todavía en 1929, parecía seguir intentando encontrar una explicación verosímil al fenómeno:

“A pesar de que me gustaría mucho informar de los detalles de este caso, no estoy en posición en este momento de hacerlo. Solo puedo decir que en todos estos años de observación toda la información que se nos ha comunicado de esta manera es coherente consigo misma. Aunque hay una considerable diferencia en la cualidad de las comunicaciones, esto parece tener su razón de ser en el grado de desarrollo del orden de los seres que realizan las comunicaciones. Su filosofía tiene coherencia. Es esencialmente cristiana y está, en general, totalmente en armonía con los hechos y verdades científicas conocidas en esta era. De hecho, el caso es tan poco común y tan extraordinario que de forma inmediata se coloca, de acuerdo con mi experiencia, en un clase aparte, una clase que se resiste a ser catalogado de origen auto-psíquico. Nuestras investigaciones continúan y, como he dado a entender, espero en un futuro próximo conseguir permiso y ofrecer una información más completa de los fenómenos vinculados con este interesante caso”. - William Sadler

Sobre la identidad del paciente o sujeto dormido, solo se sabe que era un corredor de la bolsa, un hombre "duro en los negocios" de Chicago (Sadler lo describió así en una ocasión), un tipo con ninguna afición e inclinación por temas espirituales o cosmológicos. Es más, durante el día no prestaba ningún interés al asunto que se estaba gestando en torno a él y que le ocurría en su estado normal de sueño. Además, despertaba lleno de energía y poseía una buena salud física y mentalmente era saludable.

Con respecto a la identidad de ésta persona se hizo una promesa para mantener el anonimato de él. Años después el Doctor comentó:

"La razón principal para no revelar la identidad de la "persona de contacto" se debía a que los reveladores celestiales no querían que ningún ser humano —ningún nombre humano— estuviese nunca vinculado a The Urantia Book. Querían que la revelación perdurara por sus propios pronunciamientos y enseñanzas. Estaban empeñados en que las futuras generaciones recibieran el libro completamente libre de conexión con mortal alguno. No querían ningún San Pedro, San Pablo, Lutero, Calvino o Wesley. El libro ni siquiera lleva el pie de imprenta de quien lo imprimió.

Por otro lado, hay mucho relacionado con la aparición de los escritos de Urantia que ningún ser humano puede llegar a comprender por completo. Ninguno de nosotros sabe realmente cómo se llevó a cabo dicho fenómeno. Hay muchos cabos sueltos sobre cómo esta revelación llegó a aparecer en inglés escrito. Si cualquiera de nosotros relatara al otro lo que en realidad sabe sobre el procedimiento empleado durante todos los años de revelación, nadie quedaría satisfecho porque hay muchos puntos que no estan claros. – William Sadler

Quienes hemos investigado este asunto tenemos claro que la "persona de contacto" solo sirvió para aglutinar (llamar la atención) al grupo de personas que recepcionarían los escritos posteriormente. De hecho, él comenzó a volverse innecesario en el momento en que los Documentos comenzaron a aparecer. Con el tiempo, él se desvinculó totalmente del asunto una vez que todos los documentos fueron recibidos.


Pero mientras aún existían los llamados “contactos preliminares” se formó la Comisión de Contacto (entre las cuales estaba el doctor Sadler) y el Foro (compuesto de más personas y profesionales) que examinaban estos contactos. 

En una de las sesiones nocturnas con el sujeto, Sadler y Lena se toparon con un Ser particularmente “electrizante” (llamada también “personalidad energizante”), que afirmaba ser de un remoto planeta. 

Este ser les suscitó un gran interés por sus comentarios. Cuando estaba a punto de irse, Sadler le desafió diciéndole: “¿Cómo puedes probar que eres quien dices ser?” Éste le respondió: “No puedo probarlo, pero tú no puedes probar lo contrario.” El ser entonces dejó atónitos a ambos doctores diciendo: “Sin embargo, acabo de recibir permiso para contestarte a cuarenta y seis de las cincuenta y dos preguntas que tienes en la mente.” Lena dijo sorprendida, “Pero, ¿por qué, Will? Tú no tienes esas preguntas, ¿no es verdad?” Sadler se vio obligado a admitir: “Sí las tengo, Lena, y su número exacto es cincuenta y dos.” Aquel increíble ser, tal como había prometido, comenzó entonces a dar respuestas a aquellas cuarenta y seis preguntas. Entonces hizo una advertencia:
“Si supieran con quiénes están en contacto no me harían preguntas tan triviales, sino preguntas cuyas respuestas fueran de un valor supremo para la raza humana”.

Estos contactos esporádicos fueron algunas “pruebas” para que se preparara el escenario para lo que vendría a continuación. Se podría asemejar a las pruebas de audio y sonido que se realizan antes de la disertación de un discurso.
Porque precisamente lo que vendría posteriormente sería una gran exposición: Los Documentos.

La comisión de contacto entonces se propuso hacer preguntas más profundas sobre diferentes temas importantes para el mundo.  Los Documentos son en cierta forma respuestas a algunos asuntos planteados por la comisión, pero en muchos ámbitos las contestaciones excedieron a lo preguntado.

Pero, antes de que tuvieran la oportunidad de entregar las preguntas, la comisión de contacto que intentaba dar una explicación sobre el fenómeno recibió un día una llamada de emergencia:

“¡Por favor, vengan rápido!”, dijo la esposa del sujeto anónimo.
“¿Qué sucede?”, preguntó Sadler. “¿Ha entrado en estado de sueño?”
“Está dormido, pero eso no es todo”, contestó. “¡Por favor, vengan aquí pronto!”
Los Sadler “se vistieron como bomberos voluntarios” y se apresuraron hasta la casa. Cuando llegaron, estaban sin respiración pero embargados por una gran curiosidad. La señora les condujo hasta un escritorio en el estudio. Cogió un voluminoso manuscrito y se lo entregó a Sadler.
“¿De dónde ha salido esto?”, preguntó el doctor.
“No lo sé”, dijo la consternada señora. “Mientras dormía, mi marido hizo unos extraños ruidos que me despertaron. Entonces, descubrí esto en su escritorio.”
“¿Se ha levantado de la cama?”, preguntó Sadler.
“No que yo sepa y no sé cómo se hubiera podido levantar de la cama sin que yo me diera cuenta. Además, está todavía dormido. No sé cómo ha podido hacerlo.”

Los Sadler comenzaron a examinar las casi 500 páginas del primer texto escrito a mano con letra muy ajustada. ¡El manuscrito parecía dar respuesta a las 181 preguntas que Sadler había recogido en el foro! Los Sadler, asombrados, fueron al dormitorio. El sujeto estaba en un sueño normal en ese momento y se despertó con facilidad.

“¿Sabe lo que ha estado haciendo durante el sueño?”, preguntó Sadler.
“No he estado haciendo nada”, contestó él.
“¡Pues claro que sí! ¿No ha escrito esto?”, le preguntó Sadler.
“No, no he escrito nada.”

Sadler telefoneó a su despacho y le pidió a una miembro de la comisión que le trajera inmediatamente un aparato que se usaba para comprobar la fatiga muscular. Pensó que si aquella persona había escrito realmente el documento aquella noche, su brazo mostraría muestras de agotamiento. Pero cuando llegó Christy y se le realizó aquella prueba, pudo comprobar que no había muestra alguna de agotamiento muscular. Con permiso del matrimonio, los Sadler se llevaron el manuscrito para pasarlo a máquina.

Desde ese entonces de manera periódica empezaron a “aparecer” varios manuscritos firmados por una Comisión de Seres que afirmaban provenir de Orvonton, (el Superuniverso). Después de las transcripciones para pasarlos a “máquina de escribir” y copias, los manuscritos desaparecían misteriosamente. Desde entonces, el sujeto dormido era cada vez más intrascendente, salvo que las transcripciones al principio aparecían cerca de él.

Es necesario indicar que los acontecimientos habían tomado un inesperado giro. Sorprendentemente, lo sucedido difería por completo de las primeras sesiones orales con el paciente, cuando Lena C. Sadler tomaba sus notas y otros miembros de la comisión usaban taquigrafía para tomar apuntes.

Pero a pesar de que lo ocurrido desafiaba de nuevo la objetividad científica de Sadler, el doctor seguía decidido a encontrar una explicación verosímil a todo aquello. No obstante, se encontraba totalmente confundido y no era un hombre acostumbrado a sentirse de esa manera. Aquel caso NO tenía características de escritura automática y su análisis resultaba ser más complejo de lo que inicialmente había creído.

Además del hecho de cómo se habían contestado a las preguntas del foro y el prodigioso contenido del manuscrito, había otras cuestiones. Sadler calculaba que una persona escribiendo ultra rápido hubiese tardado entre siete y ocho horas en redactar aquel documento. Pero no se podía olvidar del contenido del material, que era de tal profundidad y brillantez intelectual que Sadler tenía dudas que alguien tuviese la capacidad para generarlo con tanta celeridad. Además, la mentalidad y estilo de vida de aquel matrimonio estaba lejos de la profundidad del contenido de la información.

Los doctores también contemplaron la posibilidad de que alguien hubiese preparado aquello durante varias semanas o meses y de que todo fuese un engaño. Como científicos que eran, su siguiente paso fue llevar el manuscrito a expertos en grafología para comprobar si lo había escrito aquel hombre. Si esto era así, no había más remedio que concluir o que era producto de escritura automática inconsciente o se trataba de un texto escrito de forma deliberada, a pesar de lo que parecía ser el testimonio franco de aquel hombre y de su esposa.

Lo interesante es que dichos manuscritos estaban escritos en un inglés elegante y con ciertas expresiones casi en desuso. Aunque el Dr. Sadler se refiere a los mensajes escritos de la persona de contacto en The Mind at Mischief, los grafólogos habían determinado que la letra del texto no era la del sujeto humano ni la de nadie cercano a él.

Uno de los miembros de la comisión y del foro (compuesto por varios científicos) llamado Herman Schell mencionó que ellos incluso siguieron a esta persona a su trabajo tratando de “cazarlo” escribiendo el texto.

Incluso  Harold Sherman escribió que la persona estaba dormida en la cama con su esposa al mismo tiempo que se le supone estaba escribiendo.  Entonces, no pueden explicar cómo aparecieron los escritos. Y vale la pena recordar que los conceptos en los manuscritos son tan elevados e inmensos hablando de temas religiosos, filosóficos, científicos, astronómicos, cosmológicos, biológicos, espirituales, describiendo las realidades de los mundos superiores junto a una extensa y coherente biografía de Jesús, etc; que un verdadero super genio tendría que haberlo hecho si fuese una obra humana. Es más, dichos conceptos rompían todos los esquemas conocidos. Como dijeron los miembros del foro: 'Se nos expusieron muchos conceptos, algunos extraños para nosotros."

El doctor Sadler en sus últimos años
También los manuscritos eran llevados a una caja fuerte, y después de ser pasados a máquina, éstos al interior de la caja desaparecían. Sadler una vez colocó billetes dentro de ellos para intentar atrapar al autor. Llegó un momento en que en una de las comunicaciones se les aconsejó por parte de los Reveladores celestiales que dejaran de hacer “tonterías”.

Entre tanto, en esa época Sadler aún era escéptico sobre el asunto e intentaba generar una explicación. De hecho, un día recomendó a los miembros de la comisión y foro:

"Un domingo, le hablé al grupo de la importancia de mantener un acercamiento rígido, crítico y objetivo al material. Ante mi sorpresa, la respuesta que obtuve fue como una declaración conjunta de aprobación.

En aquel momento me di cuenta de que mi reputación profesional se podría poner en entredicho. A menudo había declarado en público que no había ningún fenómeno “sobrenatural” auténtico, y que no iba a permitir que ningún caso, por desconcertante que fuera, me iba a hacer cambiar de idea. Creí que con el tiempo acabaría por encontrar alguna explicación natural a aquel extraordinario caso.

Sin embargo, a medida que los años pasaban, cada vez me sorprendía más la calidad y la coherencia del material que se estaba recibiendo. Estaba seguro de que la persona involucrada en la materialización no era el autor de los escritos que se estaban recibiendo, ya que, simplemente, no estaba ni cualificado ni capacitado para aquello. Con el tiempo, me convencí de que no había ni engaño ni truco, sino que se trataba de alguna clase de fenómeno auténtico.

Finalmente a mediados de los treinta —unos veinte años tras haber encontrado este caso— estudié en profundidad un escrito en el que se evaluaban las personalidades de los apóstoles de Jesús, y fue en este momento cuando tiré la toalla. Soy Psiquiatra, y creo que conozco bien mi profesión; sin embargo aquello fue un golpe para mi orgullo. Creo que si hubiese reunido a media docena de los mejores psiquiatras dándoles años para prepararlo, jamás hubiesen podido redactar un texto que irradiara tanta claridad y verdad. Así que me dije a mí mismo: “no sé qué es esto, pero ciertamente sé que se trata del material de índole filosófica y religiosa de la mayor excelencia que haya leído jamás” - William Sadler.

Finalmente los Documentos de Urantia fueron entregados completamente y se esperó que pasara el caos de la II Guerra Mundial y sus consecuencias inmediatas para su publicación. Con el tiempo se recibieron instrucciones para proteger el contendido del Libro de tergiversaciones humanas posteriores y degradación del mensaje. Para posponer lo más posible este siempre e inevitable proceso humano (incluso ocurrido con toda posible literatura "revelada") se hizo uso del relativamente naciente "derecho de autor" y se inscribió legalmente el Libro a través de una Fundación con sus respectivos fideicomisarios. La Fundación Urantia se creó para este fin. Pero esta entidad no es una religión ni menos una organización "espiritual". Es simplemente la custodia del texto y promotora de traducciones. No hay un credo "urantiano" y los lectores son libres de entenderlo o analizarlo como les plazca. Los miembros de la Fundación Urantia tienen sus propias vidas y no dependen financieramente de la misma. Además, la Fundación tiene una política de no hacer "publicidad invasiva o agresiva", "predicación" o "proselitismo" hacia la Obra.

El libro llega simplemente a quienes lo "buscan" conscientemente o inconscientemente.